Escribe: Gerardo Sotelo. Director del Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional (SECAN)
Las transformaciones constantes de los medios de comunicación en la era digital han llevado a la necesidad de reestructurar y modernizar las organizaciones. El panorama se ha complicado aún más con la crisis de los modelos de negocios y de rentabilidad, lo que sumerge a los medios y al periodismo (herramienta fundamental en la configuración de las sociedades democráticas) en un futuro incierto. Sobre eso nos tocó exponer en mayo del año pasado, cuando se celebró en Punta del Este la Conferencia Mundial de la UNESCO por el Día de la Libertad de Prensa.
Los medios públicos uruguayos participan de este universo con una singularidad: si bien están sometidos a los vaivenes de la era digital (cambios en la matriz tecnológica, los modos de producción, las preferencias del público y las competencias profesionales), se distinguen por no padecer la amenaza de la falta de rentabilidad, ya que su presupuesto lo financia la sociedad a través de Rentas Generales y la cuota de publicidad de las empresas públicas.
En línea con estos desafíos, nos hemos abocado en este tiempo a dos asuntos esenciales: transformar al Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional (SeCAN) en una organización moderna y funcional, alineada con los procesos actuales de producción y distribución de contenidos audiovisuales, y mejorar significativamente la reputación de los medios públicos, tanto en calidad como en imparcialidad de sus contenidos informativos y periodísticos, de acuerdo con los cometidos y valores consagrados en la ley 19.307.
Desde marzo de 2020, hemos impulsado un concepto de gestión que pretende abordar todos estos cambios, en una organización que no estaba diseñada para tales desafíos. En este sentido, nos propusimos gestionar los medios públicos con un concepto de corporación, centralizando y transversalizando las decisiones ejecutivas principales.
Esta concepción y forma de gestión visibilizó (o como se dice ahora, puso en valor) que el Estado Uruguayo cuenta con uno de los mayores (tal vez el mayor) grupos de medios del país, un conglomerado de enorme potencialidad que incluye un canal de televisión (Canal 5, donde tiene un rol destacado el compañero Carlos Muñoz) y una radio de alcance nacional (Radio Uruguay, en AM y FM) un canal local (Canal 8 de Melo), tres radios más con sus respectivas programaciones (Clásica, Babel y Cultura, creada por nosotros), 18 repetidoras en todo el país, un portal web, contenidos digitales en redes sociales, con un presupuesto anual cercano a los 550 millones de pesos, todo esto gestionado por un equipo de unas 450 personas. De modo que, desde esta perspectiva, descubrimos nuevas potencialidades y comenzamos a desarrollar áreas aún inexistentes.
Así, creamos los equipos de Contenidos Digitales, Comunicación Organizacional y Planificación Estratégica, y comenzamos a concebir, junto con el compañero Alejandro Vila, una nueva estructura que materializara estas transformaciones y le diera a la organización un anclaje firme hacia el futuro.
Esta nueva estructura se aprobó recientemente en el marco de la reestructura del Estado, lo que nos permitirá realizar nuevamente concursos de ingreso y ascenso, que llevaban décadas sin aplicarse. Para alcanzar este objetivo en diez días (otras instituciones públicas trabajaron durante más de un año y algunas fueron rechazadas), fue decisiva la participación de varios compañeros del partido, como Iván Posada, quien nos alentó a intentarlo, Conrado Ramos, que dispuso el apoyo sostenido del personal especializado en la ONSC, y Mariana Méndez, sin cuyo compromiso y determinación habríamos naufragado en el intento.
La nueva estructura clarifica y fomenta la carrera funcional que se desarrolla en cuatro niveles (desde el ingreso hasta la gerencia de área) y ofrece mejores salarios, acordes a la alta especialización de nuestro personal y corrigiendo el desfasaje con los salarios que pagan los medios privados e incluso el propio Estado.
Inspirados en la estructura de la British Broadcasting Corporation (BBC), creamos cuatro áreas o gerencias altamente especializadas: Contenidos, Comunidad y Territorio, Operaciones y Tecnología. Los jerarcas de estas áreas, junto con el presidente del SeCAN, formarán el Comité Ejecutivo que gestionará los medios públicos de manera transversal, ya no dividida en radio y TV como antes. El cambio se completa con la ampliación del edificio histórico de Canal 5, con nuevos estudios y oficinas para albergar a las radios y favorecer la integración de nuestros equipos de trabajo, que compartirán el mismo local por primera vez.
En todas las sesiones de trabajo de este ambicioso y acelerado proceso, participaron los dos sindicatos de funcionarios públicos de SeCAN, que representan poco menos de la mitad de nuestros trabajadores (el resto son contratos de derecho privado) lo que demuestra que, incluso en organismos públicos, cuando se tiene un rumbo claro, respeto profesional y estímulos adecuados, las grandes cosas pueden suceder.
Sin embargo, todo este esfuerzo solo habrá valido la pena si logramos la jerarquización de los medios públicos, basada en principios como la neutralidad informativa, el servicio al interés público, la búsqueda constante de calidad y la actualización de medios y lenguajes.
En pocos días presentaremos finalmente nuestra Guía de principios, valores y estándares de calidad, que recoge las normas de trabajo más exigentes y actualizadas del mundo en materia de medios públicos. Por primera vez en su historia, los medios públicos del Uruguay contarán con un compromiso escrito sobre buenas prácticas, lo que permitirá a todos (público, instituciones, organizaciones sociales, personal periodístico, etc.) controlar, exigir y pedir explicaciones sobre sus contenidos y procedimientos.
Lo que sigue es lograr que el público, las organizaciones políticas y la sociedad civil respalden estas transformaciones, como ya lo han hecho con los cambios notorios en la programación de nuestros medios tradicionales y las nuevas plataformas digitales.
Mirando hacia el futuro, es imperativo que el sistema político resuelva sus diferencias y apruebe la ley de medios (que está pendiente de consensos en el Parlamento) y transforme cuanto antes a los medios públicos en un servicio descentralizado.
La nueva institucionalidad les permitirá trabajar con mayor autonomía profesional, política y financiera, para ofrecer a la gente más y mejores contenidos audiovisuales. Esto facilitará el ejercicio ciudadano con mayor libertad, una sociedad más informada y comprometida.