Escribe: Omar Rodríguez Erreca. Presidente del Partido Independiente.
La democracia garantiza la legitimidad de origen de los gobiernos, pero no la legitimidad de ejercicio. Quiero hacer una defensa de la democracia. Uruguay tiene muy buenos valores democráticos y es muy bueno recordar.
Es muy importante recordar la historia (de la democracia recuperada en Uruguay en 1984) y estos valores porque hay riesgos para la democracia. Este es un ejemplo de un pequeño país mostrando la voz de la gente reivindicando su democracia es muy importante.
Uruguay es un gran ejemplo de cómo un país latinoamericano, con instituciones latinoamericanas, se puede organizar políticamente y llegar a ser una democracia plena.
Los partidos políticos son piezas fundamentales para la pluralidad política. En democracias modernas, los partidos se han convertido en los engranes del conflicto político, lo generan, lo contienen y, según sea el caso, lo resuelven. Es necesario precisar que las actividades de los partidos políticos están en función del momento democrático que les toque vivir. Precisamente, el punto nodal de la actividad partidista se encuentra en las coyunturas electorales: a partir de ahí, tanto la maquinaria institucional como mediática se ponen en funcionamiento.
Los partidos políticos, a través de un modelo de comunicación, se presentan ante el ciudadano como un espacio de discusión pública sobre los temas electorales. De esta manera, se desarrolla no sólo un nuevo espacio de interacción, sino además nuevos contenidos que moldean la opinión pública, opinión que muestra tan sólo una fotografía del instante comicial. La relación entre democracia y medios de comunicación ha influido considerablemente en las esferas privada y pública de las sociedades modernas. Sin embargo, la relación entre medios y democracia ha estado determinada por un ciclo político específico, por la prevalencia de ciertas coyunturas, especialmente las electorales.
Quienes construyen las agendas del debate público en los medios de comunicación son los partidos, construcción que no sólo llega a incidir en preferencias electorales expresadas mediante el voto, sino en un complejo de ideas, pensamientos y actitudes que pudieran arraigarse en la cultura política del ciudadano. Por esta razón, vincular medios de comunicación, partidos políticos y procesos electorales constituye un marco referencial para señalar la necesidad de una discusión racional.
En tiempos modernos, la instauración de procesos de debate público en la vida político-electoral ha sido un aspecto recurrente. Esta condición ha alcanzado a los medios de comunicación, particularmente en lo que respecta a la televisión. En nuestro momento de coyuntura electoral, se argumenta la necesidad de democratizar los medios: un proceso de apertura y contenido de utilidad social, que permita la libre competencia a fin de evitar la monopolización de la información, pues el dominio de ésta ha llegado a constituir una fuente alterna de poder público.
Sin embargo, el proceso de democratización en los medios implica una transformación en la discusión pública, discusión que va desde la disponibilidad de la información hasta la configuración de la cultura política ciudadana. La importancia de los medios de comunicación en los regímenes democráticos es tal que incluso han llegado a adjetivarla, es decir, los medios pueden ser los protagonistas en una democracia representativa que sólo se limite al pleno desarrollo de propagandas que expresen el interés de los partidos en competencia.
No obstante, en una discusión racional, los medios son parte fundamental no sólo para la competencia electoral, sino también para generar en la ciudadanía un debate público que se desarrolle a partir del interés por los temas político-electorales. En este tenor, es necesario mencionar que la deliberación debe ser un modelo tanto de los medios como de los partidos políticos.
Es posible argumentar que, ante una rígida estructura mediática, los ciudadanos quedan desprovistos de canales de información, lo que imposibilita la pluralidad que toda democracia requiere. Ante esta situación, los medios públicos parecen constituirse como los factores idóneos para incentivar una discusión racional. A pesar de lo anterior, tales medios carecen de la influencia propagandística de los medios comerciales. Por ello, es necesario promover un esquema deliberativo desde estos últimos. Empero, antes de establecer un modelo racional de comunicación electoral a través de los partidos políticos, será necesario comprender el punto de partida de toda discusión racional: la libertad de expresión y su desenvolvimiento en los medios de comunicación.
Pero hoy tenemos un nuevo espacio de comunicación, que muy cerca vemos la gran influencia que esta ejerciendo. En primer lugar, las redes sociales fomentan la participación directa del público en las actividades políticas. A diferencia de los medios tradicionales (televisión, radio y prensa escrita), las redes sociales brindan acceso abierto y gratuito a sus usuarios, generando una comunicación directa con los políticos. Por lo tanto, el uso de las redes sociales aumenta la probabilidad de que los usuarios interactúen directamente con ellos.
En segundo lugar, elevan la participación política. Mientras los medios tradicionales se enfocan a una comunicación unidireccional, las redes sociales posibilitan una comunicación bidireccional. Esto fomenta la aparición de «nuevas voces políticas» que pueden ser tomadas en cuenta por los partidos políticos en el futuro.
En tercer lugar, permiten llegar al electorado sin contar con un gran presupuesto. «Este desarrollo es muy positivo, en particular para los políticos con menos recursos económicos que buscan llegar directamente a su público objetivo e intercambiar opiniones.
Parafraseando a Felipe González: «La democracia no garantiza un buen gobierno, pero nos da la oportunidad de cambiarlo cada cinco años».