Escribe: Pablo Mieres. Ministro de Trabajo y Seguridad Social.
Hace décadas que se decía que la transformación educativa era urgente para el éxito de nuestros niños y jóvenes. Hace tiempo que se decía que era necesaria una reforma de la seguridad social para afrontar el futuro del país. Y hacía décadas que se señalaba la importancia de una reforma del Estado, para modernizarlo, hacerlo más eficiente y, al mismo tiempo, más equitativo y accesible para los ciudadanos. También se prometió revertir el monumental deterioro de la seguridad pública reduciendo los delitos.
Pasaron quince años de gobiernos del Frente Amplio y en cada período se anunciaron cambios en estos temas que, sin embargo, nunca se concretaron.
“Educación, educación y más educación” se dijo en 2010; posteriormente en 2014 se anunció que se iba a “cambiar el ADN de la educación”. Nada de eso ocurrió y, mientras tanto, los indicadores educativos mostraban situaciones de inequidad y deserción absolutamente insostenible con el desarrollo futuro del país.
Sobre la situación de la seguridad social, además de haber tomado decisiones que aumentaron el déficit sobre el conjunto del sistema, se dijo y reiteró que había que asumir cambios. Incluso se habló de que “en el futuro los uruguayos íbamos a tener que trabajar más”. Sin embargo, se pateó la pelota para adelante, incluyendo el mirar para el costado ante casos de subsistemas que se acercaban peligrosa y decididamente a la catástrofe.
Y de la reforma del Estado, nada de nada. Se dijo que “era la madre de todas las reformas”, pero cuando se plantearon iniciativas predominó el freno y se impidió cualquier tipo de transformación.
De la seguridad pública todos sabemos bien cómo terminó el período de gobierno del Frente Amplio, con un incremento permanente de todos los delitos, particularmente los referidos a las rapiñas.
Pues bien, en este gobierno, a pesar de que en los dos primeros años tuvimos que enfrentar una pandemia que hacía un siglo que no ocurría, con desafíos totalmente inéditos y dando respuestas que han sido destacadas en todo el mundo; a pesar de que ahora estamos sufriendo una sequía que es la mayor en un siglo en nuestro país; contra toda adversidad se ha tenido la capacidad de poner en marcha la transformación educativa, aprobar la ley de reforma de las jubilaciones y pensiones, avanzar con logros concretos en materia de la reforma del Estado y revertir la tendencia al aumento de los delitos así como promover una estrategia en el campo de seguridad moderna y multidimensional.
Todo ello junto a una rápida recuperación del empleo y un proceso de recuperación del poder adquisitivo del salario que terminará de concretarse antes de que finalice el gobierno.
Un gobierno que atendió emergencias inesperadas y de una enorme gravedad pero que, al mismo tiempo, ha tenido capacidad de mirar lejos con las “luces largas” y concretar cambios que requerían respuesta desde hace mucho tiempo y que construyen soluciones de mediano y largo plazo. En definitiva, un gobierno que no piensa en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones.
Mientras tanto la oposición, desde el Frente Amplio, se ha opuesto a todas las iniciativas de cambio, sin pausa y sin ofrecer alternativas.
Justamente, este será el gran debate de la campaña electoral del año próximo. La disyuntiva será entre reafirmar el camino de los cambios con la mira puesta en el futuro del país, para lo que será necesario seguir avanzando en la transformación educativa, en la reforma del Estado, y desarrollar una opción que priorice a la infancia en situación de pobreza y la integración social a través de políticas de inserción social de los más débiles desarrollando una estrategia integral de recuperación de la seguridad pública; o retroceder apostando a una oposición que, hasta ahora, sólo ha demostrado un único reflejo que ha consistido en oponerse y cuestionar todo lo que se hace desde el gobierno.
El dilema será entre seguir construyendo el Uruguay del siglo XXI o volver a un bloqueo inmovilista que, cuando gobernó, fue incapaz de impulsar los cambios pendientes. Está claro en qué lugar hemos estado y estaremos los independientes que hemos sido un componente muy relevante de los cambios en curso.