Escribe: Pablo Mieres. Ministro de Trabajo y Seguridad Social.
Todos los partidos políticos en la campaña de 2019 dijimos que en este período de gobierno sería necesario realizar una reforma de nuestro sistema previsional.
Por eso, llevamos adelante esta iniciativa. Formamos una Comisión de Expertos con la participación de representantes de todos los partidos políticos y de los trabajadores, empresarios y jubilados. Se trabajó durante un año y se recibieron los aportes de más de ochenta delegaciones de diferentes organizaciones de la sociedad civil, de todo tipo y tamaño. Todo el que pidió ser recibido, fue escuchado.
Nunca en la historia del país se había elaborado una propuesta de reforma de la seguridad social más participativa.
Como resultado de este proceso, se elaboró un anteproyecto que, nuevamente, fue sometido al análisis de los partidos políticos y los actores sociales.
Lamentablemente, durante todo el proceso, no tuvimos una sola propuesta de parte del Frente Amplio, ni del PIT-CNT. La oposición se ha dedicado exclusivamente a criticar, cuestionar y atacar la propuesta sin decirle a la ciudadanía cual sería la propuesta de cambio que impulsarían ellos si les tocara gobernar. La expresión más acabada de la irresponsabilidad y de la demagogia política.
Efectivamente, las características demográficas de nuestro país determinan la necesidad de abordar una reforma previsional para que sea sostenible en el mediano y largo plazo.
En nuestro país cada día vivimos más, se extiende nuestra expectativa de vida y llegamos a edades más avanzadas en mejores condiciones. A su vez, también es cada vez más baja la tasa de natalidad, porque las generaciones jóvenes postergan su maternidad y paternidad y, por lo tanto, tienen menos hijos.
Esta combinación que es, en sí misma, expresiva de una sociedad justa y moderna, tiene un efecto inevitable que es el desequilibrio entre la cantidad de personas activas y retiradas. Cada vez habrá menos personas activas y más personas en edad de retiro.
Es por ello que, en línea con lo que ocurre en los países más modernos del mundo, es necesario extender la edad de retiro, pasándola de manera gradual y paulatina, de 60 a 65 años.
Pero la reforma proyectada es gradual, a largo plazo, sin cambios repentinos, “a la uruguaya”. Por eso, todas las personas mayores de 50 años no van a tener ningún cambio en su régimen jubilatorio.
La extensión de la edad de retiro y los restantes cambios del sistema jubilatorio se producirán recién dentro de 12 años cuando los que hoy tienen 49 años se jubilen a los 62 y así gradualmente hasta llegar a los 65 años.
El único cambio inmediato es un beneficio que va a alcanzar a todos los uruguayos, jubilados y trabajadores, que consiste en hacer compatible la jubilación con la continuidad del trabajo. En efecto, hoy en día los jubilados por el BPS no tienen chance de mantener una actividad laboral sin perder su jubilación; esto lleva a que muchos sigan trabajando “en negro”. A partir de la vigencia de la reforma, será compatible la jubilación parcial o que una persona jubilada pueda seguir trabajando y seguir aportando por su actividad.
Pero, además, es una reforma que promueve la equidad porque se crea, a iniciativa de nuestro Partido Independiente, el complemento solidario que asegura que los jubilados por el nuevo régimen que perciben las jubilaciones más bajas van a recibir jubilaciones más altas que las actuales. En efecto, el 50% de los jubilados que son los que tienen las jubilaciones más bajas tendrán mejoras en sus montos jubilatorios porque estarán compensados por la aplicación del complemento solidario.
Y la otra mitad de las jubilaciones, pertenecientes a los sectores medios y altos, tampoco tendrán reducciones en sus jubilaciones. Según los casos, serán iguales o más altas que las actuales.
Por lo tanto, es absolutamente falso el eslogan que está usando la oposición diciendo que con esta reforma se van a bajar las jubilaciones. Las proyecciones técnicas realizadas por los equipos del BPS muestran que con la reforma en el momento de alcanzar la causal jubilatoria, los jubilados del futuro tendrán montos más altos o iguales a los actuales, en particular serán más altas las jubilaciones más bajas.
También se promueve la equidad entre los diferentes subsistemas previsionales. En efecto, hoy en día cada peso que pone un uruguayo para su jubilación vale distinto según en la Caja que lo aporta. Porque las reglas de juego son distintas entre el BPS, los Servicios de Retiros policial y militar y las tres Cajas Paraestatales.
La reforma establece un período de convergencia para llegar a un punto de equidad en las reglas de juego construyendo un único sistema de seguridad social. Más justo para todos.
En síntesis, el gobierno no está impulsando este cambio haciendo cálculos políticos o electorales. Lo hacemos por responsabilidad con las próximas generaciones, porque con esta reforma, además de la equidad, se logra una sostenibilidad fiscal que nos permite asegurar a nuestros hijos y nietos un sistema de jubilaciones de suficiencia y mejor para todos sin comprometer los recursos futuros.
Tenemos la certeza de que nuestros ciudadanos entenderán y acompañarán esta iniciativa que busca lo mejor para nuestro país y, en particular, para nuestros jóvenes.